El hotel es una vieja estación reconvertida. Está en un parque precioso, rodeado de naturaleza y rutas de senderismo. A unos 20-30 minutos en coche de Aveiro y Espinho, son poblaciones preciosas con playas alucinantes. La distancia a recorrer merece la pena porque el hotel está muy bien. Todo es nuevo, muy cómodo y muy limpio. Carla, la responsable del hotel es una mujer encantadora que te hace unos desayunos excelentes. En conjunto, una relación calidad-precio inmejorable.